miércoles, 29 de agosto de 2018

Presentación_primer_libro-sab.29/sep/2018_18hs

Sábado 29 de septiembre de 2018
a las 18hs.
En el Museo Nacional del Vino y la Vendimia
(Ozamis 914, Maipú, Mendoza, Argentina)

Presentación del Libro:
"PRONTUARIO Y MICRO-TEATRO CIRCULAR"
primera compilación de Juan Pablo Lemos Guidoli

Auspicia HUENTOTA Ediciones
Exponen Susana Arenas y Ulises Naranjo
Lectura Claudia Polo
Canto Stefania Gigliotti

arte de tapa: Silvana Diaz Coppoletta

pre-venta del libro: +54 9 261 5883609

sábado, 4 de agosto de 2018

"NUESTRA NACIÓN"

Aprendí a ser políticamente correcto con vos, a hacer política, con nosotros. Desde que naciste fundamos nuestra Nación, de uno pasamos a esta inmensidad de ser dos.
Cedí voluntariamente el estado independiente de las fronteras de mi alma, para crecer con las tierras a donde llegan tus ojos de brillante crepúsculo, por eso debemos aprender a mirar  más allá del paisaje estelar, tan lejos que el futuro nos parezca poco.
Trajiste, en contrabando de herencias, el cacao en tu piel y, como consecuencia, me diste la receta del chocolate cuando comenzaste a hablar.
De tu primera sonrisa se escaparon todos los colibríes que forman nuestra fuerza armada. Nuestro manifiesto constitutivo se perdió en ese pequeño llanto de hambre que tenías. Disputo con diplomacia algunas soberanías que creo me pertenecen por ahora, pero sé que son íntegramente tuyas.
Necesitamos de otras naciones para crecer dentro de los límites de nuestro territorio. Algunas de las leyes que  rigen vienen de mi estado primitivo, pero están en permanente corrección poética atentas a tu susurro de protesta.
En el diagrama de caminos decidimos que no sean largos y  aburridos, por eso trazamos perpendiculares de inmediato vuelo e instantáneo retorno.
En cada asamblea para legislar acuerdos, jugamos a ocupar todos los roles del libreto de la  verdad, para no perder posturas y consideraciones.
Nuestra producción interna es netamente artística, incursionando en la investigación de nuevas locuras y el fomento de viejos sueños sin desarrollar.
Nuestro consumo primordial son las risas, las pizzas, los abrazos, los ñoquis de queso, los cariños, los panes rellenos, las preguntas difíciles y las  respuestas hábiles.
Hemos comenzado a cultivar algunos proyectos raros en la plana  extra-nacional como querer medir el universo, explicarnos cómo nos hicimos y creer en algún dios o fuerza a la que debamos rendirle respeto.
Nuestro tesoro nacional lo tenemos  frágilmente guardado dentro de tu pecho. El clima cuando somos nación, se sintetiza en los  remolinos de tus pelos, asociados a sus raíces bonachonas, con tus silencios huracanados que anticipan precipitaciones de grandes gotas de un llanto, a veces inexplicable y otra veces justificado en el riego de ciertas flores que debo dejar creer en algunos campos  áridos de mi estupidez.
En nuestra Nación tenemos derecho a viajar, nadar, pasear, saltar, crear, mirar, besar, descansar, aprender, crecer, enamorarse, cuidarse, y agregar nuevos verbos a la lista de derechos.
También tenemos obligaciones como no dejar un dibujo sin  terminar, usando todos los colores al alcance de la mano, no ignorar los avances de la   tecnología, pero usándolas pensando nuevas tecnologías más humanas, no irse a dormir llorando y mucho menos despertarse triste, aceptar que se puede perder y seguir intentando, aceptar la realidad y seguir soñando, no dañar la Nación y seguirla empoderando, no obligar algo que produzca nada relacionado a lo bello, lo rico, lo bueno, lo   mágico, lo feliz. Nuestra Nación es una pulga mansa sobre un perro descontrolado.
Nuestra Nación morena es una niña contenta saboreando dulces. Nuestra Nación intenta ser inspiración de las nuevas polis que conquistemos en paz.
Hace diez años que nuestra Nación es el único hogar que necesito, la única chimenea que me abriga, el único gobierno   que me somete y la única biblioteca para mi poesía.
 
“Inspirada en mi hijo, Juan Francisco Lemos Manno. Mendoza, 24 de Julio de 2018” 
4/ago/2018
JPLG(c)2018
https://losandes.com.ar/article/view?slug=nuestra-nacion-por-juan-pablo-lemos 

sábado, 16 de junio de 2018

"PURA POESÍA"

     Nunca había escrito, ni para formar equipos cuando jugábamos a la pelota en el barrio, en el barro.
     Nunca llené un diario personal de mi rutina de niño, y pegaba sólo apenas una palabra en los crucigramas.
     Guardé mis recuerdos en el interior de un imaginario poderoso para ser el viejo que deseo ser.
     Saco poesía de aquel pasado para volverlo tan presente como se pueda, como quiera.
     En el patio había un parral de uvas redondas y dulces, una blancas, otras tintas. Poesía.
     En el medio de su sombra colgado un columpio casero hecho con una goma. Poesía.
     Siempre hubo un perro en el fondo, hembra o macho, que heredaba del anterior, una cucha y aquella cobija desgastada de plumas. Poesía.
     Cada ambiente de mi casa de niño tenía un alma o una vida propia, así fuera un árbol deshojándose. Poesía.
     Tener algo caliente en la panza era fundamentalismo para lo que viniera en el día, así sea una sopa de letras. Poesía.
     Mi cuerpo no se quedaba quieto, amaneciendo de un salto, odiando las siestas encerrado, necesitaba el vértigo de la velocidad o las alturas. Poesía.
     Cada frontera geográfica trazada en el último paseo debía ser traspasada, transgredida. Poesía.
     La calle, el campito, la villa, el tanque, las cunetas, los yuyos, el zanjón, la represa, el cielo, la montaña, el parque, la luna. Poesía.
     Jugar era la única opción, la mancha, la escondida, la bici, la pelota. Poesías.
     La mancha era la gran metáfora de huir, escapar de aquello que anda manchado, sucio. Poesía.
     La escondida era la fábula de vivir algo intenso, visceral, de cuidarnos sin que nos vean y esperar al final para salvar a los otros. Poesía.
     La bici, mi primera moto, era lo más terrenal parecido a volar, viento y aire pegándote sobre toda la piel. Poesía.
     La pelota, sí la pelota, era el juego, objeto y objetivo, del equipo queriendo triunfar sobre otro para después festejar riendo juntos. Poesía.
     Y más poesía, cuando un partido cualquiera sin trofeos ni motivos, una jugada cualquiera de pelota dividida, en un lateral, raspé mi pierna con el ripio.
     La poesía se instalaría en mi pecho, cuando viera su mirada en cara llena de tierra, ella era de otro barrio, de otro universo, quizá de donde nacen los ángeles.
     Una poesía su sonrisa al verme casi lagrimear del dolor, entonces sacó barro del costado de la cancha y lo puso en mi lastimadura.
     No recuerdo el color de sus ojos, nunca supe su nombre, sólo me curó de por vida, giró y se fue con sus ropitas de niña y su pelo despeinado. Poesía pura.”
16/jun/2018
JPLG(c)2018
https://losandes.com.ar/article/view?slug=pura-poesia 

sábado, 13 de enero de 2018

"¡CRIMINAL!"

Dicen: El otro tiene la culpa de tanta miseria.
Digo: Yo tengo las manos limpias y los otros son todos criminales.
Decimos: Todos los otros deberían desaparecer, inmediatamente, a como dé lugar.
Anécdota: Un conocido, a quien admiro por ciertas facetas puntuales, un día nos contó abiertamente que, por estar cansado de los casi veinte gatos que su vecina tenía de mascotas y usaban el techo de su casa como centro nocturno, sala coral y paseo gatuno, había tomado la decisión de preparar bolitas de carne molida mezcladas con yeso en polvo como señuelos. Al lado de las mismas, había dejado un tarrito con agua. Entonces, los gatos que comieran las bolitas de carne y tomaran el agua, morirían con una piedra de yeso dentro, en algún otro lugar. Otro conocido, que era parte de la platea y oía con mucha atención, dijo que eso era lo mismo que aquellas personas que preparaban esos señuelos con carne y vidrio molido. A lo que el primero, expositor de la aventura personal diaria, exclamó enfáticamente que, nada parecido la carne molida con yeso y la carne con vidrio molido.
Que los que hacían los señuelos con vidrio eran "criminales". Todos, los que nos hallábamos como auditorio de aquella eventual jornada, nos miramos mutuamente, algunos con asombro, otros con una pequeña risa absurda, y alguien con cierta cara neutral de indignación; y nos fuimos, dejando al orador con toda la intriga en expresión corporal, que no entendía el por qué lo dejábamos hablando solo. Claro, él estaba convencido de que un gato que muere desangrado de tripas por haber comido vidrio molido, era brutalmente muerto por un criminal, y que, en cambio, un gato que muere duro por haber comido yeso y tomado agua, era magistralmente muerto por un artista.
Moraleja: Así somos a la hora de vernos a nosotros mismos y juzgar al otro. Al saber nada de justicia, sin un análisis profundo de la totalidad del otro y ajenos de nosotros mismos, somos criminales.
13/ene/2018
JPLG(c)2018
https://losandes.com.ar/article/view?slug=criminal-por-juan-pablo-lemos